“Oísteis que fue dicho a los antiguos… pero Yo os digo…”.
Mateo 5: 21a; 22a
No sé si usted recuerda que en la década de los noventa se puso de moda, o salió una campaña, que comenzó con unas pulseras que incluían las siglas W.W.J.D. ¿Qué significa esto? En inglés, “What Would Jesus Do”, lo que se traduce como “Qué haría Jesús”. Una frase o siglas que se viralizó y se plasmó en todo lo que se podía: camisetas, gorras, carteles, colgantes, sortijas, efectos escolares, entre otros. Esta frase se volvió el lema para muchos jóvenes cristianos y la usaban como un recordatorio de qué hacer ante cualquier situación que pudiera presentarse y cómo responder o actuar ante las decisiones que se deben tomar en la vida, no importa lo difíciles que éstas sean. Pero, sobre todo, para demostrar el amor de Dios a través de sus acciones cotidianas.
Jesús sigue en el sermón del monte con sus enseñanzas de cómo vivir una vida consagrada y agradable a Dios, libre de hipocresía y, llena de amor, gracia, sabiduría y discernimiento. Él ha dejado claro que no vino para abrogar la ley ni los profetas, sino que vino para para cumplir. Por lo que, Jesús presenta el verdadero significado de la ley, para liberarla de la manera malentendida en que los líderes religiosos: escribas y fariseos, la habían interpretado. Demostrando que la ley no sólo se cumplía en lo superficial, en lo externo, es decir, en lo que se ve a simple vista: “no matarás, no cometerás adulterio, darás carta de divorcio a tu mujer, no perjurarás, etc.”. El cumplir con la ley no es simplemente una lista de cotejo en donde marco si hago o dejo de hacer ciertas cosas. La ley no es un método para auto justificarme con mis propios méritos, ni para acusar a los demás. Jesús dice: “No basta con no matar; si te enojas con tu hermano, también serás culpable. No has cometido adulterio, pero si has permitido un pensamiento impuro y prohibido en tu corazón has fallado.” Y así sucesivamente con otros preceptos de la ley. Puede que no hayamos golpeado nunca a una persona; pero, ¿quién puede decir que nunca deseó hacerlo? Jesús enseña que no sólo se juzga a una persona por sus obras, sino aún más por los deseos que nunca se materializaron en obras. Los pensamientos y el corazón también son importantes. La ley nos muestra que somos pecadores, incapaces de cumplirla en su totalidad, nos sirve como un freno para nuestro mal obrar, pero nos dice a los cristianos cómo Dios quiere que vivamos. Qué hizo Jesús? Añadió a la ley la obediencia perfecta y nos mostró cómo se cumple realmente.
Ahora cuando vemos “Qué Haría Jesús”, ¿qué piensa usted? ¿Nos pone las cosas más fáciles, o más difíciles? ¿Hizo lo que usted esperaba o puso la vara muy alta? ¿Mostró verdaderamente su amor o nos castiga con sus exigencias. ¿Qué haría Jesús? En cualquier situación, siempre, Jesús haría lo que debía hacer; Jesús haría lo correcto. ¿Lo harías tú también?
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