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Un Tiempo Para La Belleza


Una mañana de invierno, desperté esperando ver el mismo panorama lúgubre que me había saludado varias semanas: hierba amarillenta asomada entre parches de nieve, cielo gris y árboles esqueléticos. Pero algo inusual había ocurrido durante la noche. Una capa de cristales de hielo había cubierto todo. El paisaje sin vida y deprimente se había convertido en una hermosa escena que brillaba bajo el sol, y me deslumbró.

A veces, vemos los problemas sin la imaginación necesaria de la fe. Esperamos que el dolor, el miedo y la desesperación nos saluden cada mañana, pero pasamos por alto la posibilidad de algo diferente. No pensamos en la recuperación, el crecimiento, o la victoria por el poder de Dios. La Biblia afirma que Dios es quien nos ayuda en las dificultades; recompone corazones y libera de la esclavitud; consuela al que sufre dándole «una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto» (Isaías 61:3).

No significa que Dios simplemente quiere levantarnos el ánimo cuando tenemos problemas, sino que Él mismo es nuestra esperanza en medio de ellos. Aunque tengamos que esperar para que llegue el alivio, Dios está con nosotros alentándonos. Como lo expresó San Agustín «En mi herida más profunda, vi tu gloria, y me deslumbró».


Lecturas:

domingo, 13 de febrero 2 Crónicas 20:13-20

lunes, 14 de febrero Deuteronomio 20:1-4

martes, 15 de febrero 2 Corintios 2:14

miércoles, 16 de febrero 1 Corintios 15:57

jueves, 17 de febrero Romanos 8:37

viernes, 18 de febrero 1 Juan 5:4

sábado, 19 de febrero 1 Crónicas 29:11

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