“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.”
Evangelio según San Juan 14:6
En Alicia en el País de las Maravillas, Alicia se enfrentó en una encrucijada en el camino. Ella no sabía en qué dirección caminar, si hacia la izquierda o hacia la derecha. Entonces vio al travieso y perverso gato Cheshire en el árbol. Le preguntó al gato: “¿Hacia dónde debo ir?” El gato respondió: “¿Hacia dónde vas?” Alicia le contestó: “No sé.” “Entonces”, contestó el perverso gato, “pues, no importa.”
A diferencia de Alicia, un cristiano debe saber hacia dónde va y cuál es el camino a tomar para llegar a su destino. Esto fue lo que claramente les mostró Jesús a sus discípulos en el capítulo catorce del evangelio según san Juan tras una interesante pregunta hecha por Tomás. Jesús sabe que ya su tiempo se acerca y mientras comparte por última vez con sus discípulos, en una clase de despedida, les informa lo que va a suceder. Les dice que, regresará a la casa del Padre para preparar morada para los suyos; a los que luego vendrá a buscar para llevarlos con Él por siempre. Y para el consuelo de ellos añade: “ustedes saben a dónde voy y conocen el camino.” Ahí es donde viene la pregunta de Tomás, él no podía quedarse con dudas y dice: “no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” A lo que Jesús contundentemente contesta: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí.”
En un mundo que nos quiere enseñar que existen muchos caminos, y que todos ellos llevan a Dios; la respuesta de Jesús es única, clara y absoluta; no da pie a la interpretación. Existe un solo camino para llegar al Padre y es un camino seguro; Jesucristo. Aquí no hay un buffet donde puedas escoger lo que más te guste, lo que más te apetezca. La pregunta es, ¿sabes a dónde vas? Mejor aún, ¿conoces el camino? Que Dios te ayude a contestar afirmativa y correctamente.
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