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Sin La Revelación No Conoceríamos A Dios


Si el Señor no hubiera tomado la decisión de comunicarse, revelándose a Sí mismo y dándose a conocer, nuestra situación sería como la de aquellos ciegos de la India que un día, habiendo oído muchas cosas acerca de los elefantes, se propusieron saber cómo era un elefante.

Se fueron a un lugar donde se encontraron con uno. Palpando al paquidermo sacaron sus conclusiones personales.

Uno de los ciegos que había tocado una pata, aseguró que los elefantes eran como los troncos de los árboles. Otro que le tocó la panza, afirmó seriamente que eran como una pared. Otro que agarró la trompa del elefante, dijo que le parecía que era como una serpiente. Y otro que le tocó las orejas, dijo sin dudarlo que los paquidermos tenían alas. Y así sucesivamente.

Estas definiciones parciales y erróneas son las que saca el hombre acerca de Dios cuando se basa en sus propias deducciones. Según Juan 14, uno de los discípulos de Cristo le dijo: “Señor muéstranos al Padre y nos basta.” A lo que el Maestro respondió: “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre.”


Lecturas:


domingo, 12 de junio Juan 16:12-15


lunes, 13 de junio 1 Corintios 1:21


martes, 14 de junio Salmos 19


miércoles, 15 de junio Romanos 1:20


jueves, 16 de junio Hebreos 1:1-3


viernes, 17 de junio Romanos 1:18-19


sábado, 18 de junio Juan 1:18


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