“Mas Él, echando fuera a todos, tomó consigo al padre y la madre de la niña, y a los que estaban con Él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi, que traducido es: Niña, a ti te digo: levántate”.
Evangelio según San Marcos 5:40, 41
Vivimos en la era de las redes sociales. Es decir, vivimos en un momento histórico en el que las personas se pueden comunicar unas con otras desde cualquier lugar del mundo, sin la necesidad de tener que viajar hasta donde aquellos con quienes desean comunicarse. Esto me parece magnífico. De esta manera, se pueden tender puentes de comunicación de fácil, económico y ligero acceso.
Sin embargo, hay un elemento que me llama la atención y me parece que puede ser muy preocupante. Les confieso que como usuario de las redes sociales, he podido observar el comportamiento de algunas de las personas que se comunican por medio de alguno de estos medios. Entonces, me pregunto, ¿qué necesidad pueden tener algunos de dejarle saber a muchos más, qué están haciendo con sus vidas? Pienso que debe haber algún fenómeno sicológico o sociológico que pueda explicar esta tendencia. ¿Cuál es? No lo sé, pero tal parece que puede haber cierta necesidad por ventilar asuntos personales y convertirlos en asuntos públicos.
Preferencis Por otro lado, aunque ciertamente, Jesús tomó tiempo para compartir con las multitudes, la verdad es que evidentemente prefería los espacios más privados y las relaciones personales. Pruebas de ello son la sanidad de la mujer hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo. En el primer caso, saca del anonimato a aquella mujer marcada por su enfermedad, y en el segundo, efectuó el milagro sólo en presencia de un círculo muy íntimo. Con ello, debemos reconocer su preferencia por establecer una relación personal con cada uno de los que el Padre le dio. Piensa en que tú puedes ser uno de ellos.
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