“ Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!”
Evangelio según San Mateo 14:26-27
Según los expertos, se dice que hay una frase en la Biblia que se repite más de 350 veces. La misma es: “no temas”. En un mundo donde domina la ansiedad, la incertidumbre y el temor, Dios se ha asegurado de dejarnos saber de mil maneras que no tengamos miedo.
Luego de la alimentación milagrosa, Jesús despide a la multitud. No sin antes, indicar a sus discípulos que se adelanten a llegar hasta la otra orilla, mientras Él separa un espacio para la oración. Los discípulos, mientras navegaban, pasaron por diferentes situaciones ante las cuales debieron sentir ansiedad, incertidumbre y miedo. Era muy tarde en la noche, estaban solos en medio del mar, todo estaba oscuro y el viento fuerte azotaba la barca. Como si eso no fuera suficiente, ocurre algo inusual; algo con lo que ellos no contaban y su mente no podía concebir. Jesús, milagrosamente, para ayudarlos y guiarlos, llega hasta ellos caminando sobre las aguas. Los discípulos ante toda esta situación y dominados por el terror creen que han visto un fantasma y dan voces de miedo. Pero Jesús sabiendo la situación y conociéndolos muy, les da ánimo y les dice: ¡Yo soy, no temas! ¿Sabes lo que eso implica?
No importa la situación, el lugar, ni las circunstancias por las que podamos pasar en esta vida, podemos confiar que nunca estaremos solos. Dios estará con nosotros siempre. Él nos ha dejado una promesa: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Y antes de su ascensión dijo: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 20). Podemos descansar y confiar en las promesas de Dios. Sus promesas siempre se cumplen, pues Él el fiel a ellas. Si Dios lo ha dicho, tenga la certeza de que así será. Y si es así, ¿Por qué tanto miedo?