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Foto del escritorIgl. Presbiteriana Westminster

Por Debajo De La Mesa



“A los suyos vino, y los suyos no lo recibieron. Mas a los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”


Evangelio según San Juan 1:11,12


Pienso que, tal vez sin excepción, casi todas las concepciones de la frase: “Por debajo de la mesa…” tienen que ver con actos que no se realizan de manera clara o que no son dignos de ser vistos por todos. Por ejemplo, algunos hacen favores, sólo si reciben alguna compensación “por debajo de la mesa”. Otras personas dicen una cosa, pero hacen otra “por debajo de la mesa”. Sin embargo, hoy les proponemos una manera distinta de utilizar la frase.

Nos referimos a la forma en que una mujer cananea respondió a una declaración que, en una ocasión, hizo Jesús. Sucede que mientras el Maestro se movía en territorio no judío, la mujer a la que hemos hecho referencia, se le acercó solicitándole un milagro a favor de su hija. La respuesta inicial de Jesús aludió a un principio generalmente difundido: el enfoque fundamental del ministerio del Mesías sería el pueblo israelita. Dijo Jesús: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos” (Mt.15:24). Como cuestión de hecho, la orden dada a los discípulos para ser testigos del Señor contempla ese mismo enfoque, cuando dice: “Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch.1:8). Luego de escuchar la respuesta de Jesús, la mujer insistió, diciendo: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces, Jesús alabó su fe y sanó a su hija.

Lo que queremos destacar aquí es la actitud apropiada que asumió aquella mujer. Sus palabras deben servir como ejemplo. ¿Quién merece comer de la mesa del Señor? ¿Serán los judíos o los que gozan de muchos años de servicio en la iglesia? Nuestra respuesta debería ser unánime. Nadie lo merece. A lo más que deberíamos aspirar es a comer de lo que cae por debajo de la mesa. De todas formas, eso es mucho más de lo que merecemos.

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