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Nos Conoce


  

           

 

 

“Yo soy el Buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”.

Evangelio según San Juan 10:14

                                   

Una maestra de escuela dominical le leyó a su clase de principiantes el texto del evangelio según San Mateo, que dice: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí…” Luego les pidió que definieran lo que es un yugo. Uno de los niños contestó que el yugo es algo que se coloca en el pescuezo de los animales para que se puedan ayudar unos a otros. Entonces, la maestra preguntó: “¿Cuál es el yugo que Jesús pone sobre nosotros?” A esto, una niñita que estaba muy tranquila levantó la mano y contestó: “Es Dios que nos echa el brazo encima.”

En cierta ocasión Jesús conversaba con sus discípulos, tras la curación del ciego de nacimiento que había sido sometido a todo un deshumanizante proceso de maltrato y eventual expulsión de la sinagoga por parte de las autoridades. En dicha conversación el Maestro procuraba demostrarle a sus seguidores que, a diferencia del trato recibido por este hombre, Él había venido a traer la dimensión correcta sobre el trato de Dios con su pueblo. En lugar del maltrato provocado por una relación de interés en preservar el control y el dominio, Jesús vino a establecer una relación de intimidad y entrega tales que se llamó a Sí mismo: El Buen Pastor.    

Ese Buen Pastor demostró su bondad a través de la entrega voluntaria de su vida. Hoy nos parece que, en medio de un mundo en el que dominan las relaciones deshumanizantes, necesitamos desesperadamente recordar que Jesús es el Buen Pastor. Ese Buen Pastor nos conoce, camina a nuestro lado y está con nosotros siempre. Su presencia significa que Dios nos echa el brazo encima.

 

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