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LA LETANÍA PENITENCIAL:



Min.: Omnipotente Dios y Padre nuestro, Tú reinas en eterna gloria y majestad. En el cielo y en la tierra, todo responde a tu perfecto e inmutable plan. Pero nosotros nos negamos a aceptar como bueno lo que según nuestro criterio no se ajusta a nuestra conveniencia. Por eso, Señor...


Con.: Ten piedad de nosotros.


Min.: Nos llamamos tus siervos, pero cuántas maneras distintas buscamos de controlar nuestros derroteros. Por eso, Señor...


Con.: Ten piedad de nosotros.


Min.: Hoy queremos confesarte el pecado de, no sólo querer gobernar nuestras propias vidas, sino también el de pretender controlar la vida de las demás personas. Por eso, Señor…


Con.: Ten piedad de nosotros.


Min.: Finalmente, queremos reconocer delante de tu presencia, que es muy probable que en nuestros mejores esfuerzos por agradarte a Ti, hallamos estado buscando agradarnos a nosotros mismos. Por eso, Señor...


Con.: Ten piedad de nosotros.


Todos: En el nombre y por los méritos de Jesús, tu Siervo fiel por excelencia, te lo suplicamos. ¡Amén!

(Momentos para la confesión personal)


LA SEGURIDAD DEL PERDÓN:


Ministro: Dice así la Palabra del Señor: “Pero en Ti hay perdón,

para que seas reverenciado.” ¡Amén!

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