¿Cuál es la meta de la vida cristiana? Algunos pueden decir que es llegar a ser cada vez más rectos o contar a otros la buena noticia de la salvación. Pero el apóstol Pablo dijo que su meta era conocer a Cristo íntimamente. ¿Es esa también nuestra búsqueda principal? Cuando ese es nuestro gran deseo, la vida recta y la pasión por el evangelio le seguirán.
La intimidad crece a medida que nos sumergimos en la Palabra de Dios. A través de la lectura, el estudio y la meditación de las Sagradas Escrituras, el Señor se nos revela. Pero la intimidad no es solo un ejercicio de la mente. Incluye el compromiso de nuestras emociones al amarle, servirle y adorarle. Cuanto más conozcamos al Señor a través de su Palabra, más profundos se volverán nuestro amor y nuestra devoción hacia Él.
Otro aspecto vital de la intimidad con Dios es un mayor deseo de obedecerle. A medida que sintonicemos nuestras mentes y corazones para ocuparnos de las cosas que le importan al Señor, nos deleitaremos en hacer lo que Él diga.
¿Se ha conformado usted con una conexión superficial con el Señor? La salvación no es solo la puerta al cielo; es el camino para crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Salvador hasta que tengamos la más satisfactoria de todas las relaciones posibles.
LECTURAS
domingo, 30 de julio Marcos 5:40-41
lunes, 1ro de julio Isaías 41:10
martes, 2 de julio Mateo 6:6
miércoles, 3 de julio Juan 1:12-13
jueves, 4 de julio Romanos 8:14
viernes, 5 de julio 1 Juan 1:3
sábado, 6 de julio Juan 14:23
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