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Foto del escritorIgl. Presbiteriana Westminster

La Fe Como Parte De Un Proceso Natural


  

 

 

“Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo”.

 

               Evangelio según San Marcos 4:26,27

 

Se cuenta de un muchachito que plantó cierta cantidad de semilla de una preciosa flor que le fue traída de lejanas tierras. La persona que se las había regalado hizo tantos elogios de la hermosa flor que brotaba de aquellas semillas, que el chico estaba muy impaciente por tenerlas en su jardín.

Por tal motivo, bajaba cada mañana y escarvaba la tierra para ver si ya aparecían las pequeñas plantas que con tal afán esperaba. De este modo arruinó completamente su plantación y nunca vio ninguna de las flores que tan ansioso estaba por obtener. 

Pienso que muchas veces, reaccionamos del mismo modo cada vez que no observamos, de manera inmediata, los resultados que esperamos. Cuando hablamos de fe, con bastante frecuencia la asociamos con respuestas rápidas y según nuestro antojo. Por otro lado, la enseñanza Escritural sobre el desarrollo del reino de Dios no supone este tipo de reacción. Por ejemplo, el texto del evangelio habla del crecimiento natural que surge de la interacción entre la semilla y del terreno. Tal como el sembrador, que no tiene control sobre la semilla, y espera; nosotros debemos tener la fe que espera, como un proceso natural.

 

 

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