Existe en África una especie de hormigas que se organizan así: La reina habita en la cámara real y las más jóvenes se refugian en otras cámaras construidas en largos túneles subterráneos. Las hormigas obreras son las responsables de transportar el alimento necesario para toda la colonia, llevándolo en largos viajes.
Durante estos viajes, en forma aún no entendida totalmente por los científicos, las obreras son orientadas constantemente por la reina. Si la reina es molestada, las hormigas distantes quedan confundidas. Si la reina muere, las obreras se vuelven frenéticas, y se precipitan fuera del hormiguero hasta que mueren en el campo.
¿Se puede encontrar una descripción más parecida del hombre moderno? En su alejamiento de Dios, corta su relación con Aquél que puede y desea guiarle. Por el contrario, nos precipitamos lejos de Él de una manera frenética y sin propósito hasta que morimos.
No es difícil explicar ese frenesí de muerte. La proliferación de cultos (seculares y religiosos) habla fuertemente de la búsqueda frenética por propósito y dirección en la vida.
Jesús vino a redimirnos de semejante confusión y muerte. Él se identificó a Sí mismo como el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Si Jesús es nuestro Camino, no debemos vagar sin propósito ya que Jesús mismo nos da dirección y guía.
LECTURAS
domingo, 7 de mayo Juan 14:6
lunes, 8 de mayo Juan 3:16
martes, 9 de mayo Hechos 4:12
miércoles, 10 de mayo 1 Timoteo 2:5
jueves, 11 de mayo Romanos 6:23
viernes, 12 de mayo Lucas 19:10
sábado, 13 de mayo Juan 3:36