Un policía de tráfico paró a un motociclista y le ordenó que le mostrara su licencia de manejar automóviles y el correspondiente justificante de seguro del auto. El conductor se lo entregó y el agente lo examinó detenidamente por todas partes, mirándolos con suspicacia durante varios minutos antes de devolvérselos a su dueño. Al fin el agente explicó:
“Iba usted manejando tan cuidadosamente que de inmediato sospeché que lo más probable es que no llevara licencia de manejar o llevara una caducada, o fuera sin seguro.”
Estamos tan habituados al mal que cuando aparece el bien dudamos de que sea verdad.
Lecturas:
domingo, 14 de julio Mateo 5:11
lunes, 15 de julio Mateo 7:12
martes, 16 de julio Hechos 4:19-20
miércoles, 17 de julio Santiago 3:13
jueves, 18 de julio Colosenses 1:9-10
viernes, 19 de julio 1 Pedro 2:11-12
sábado, 20 de julio Filipenses 1:27
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