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El trabajo de Juan Calvino



A pesar de su mala salud crónica, la producción de Juan Calvino fue prodigiosa. Predicó o dio conferencias una media de cinco veces a la semana durante veinte años, escribió comentarios sobre casi todos los libros de la Biblia, su correspondencia llena once volúmenes y sus Institutos de la Religión Cristiana pasaron de unas 100 páginas a casi 1,300. Se implicó mucho en la vida de los ancianos de la ciudad de Ginebra y en el establecimiento de escuelas, oportunidades de empleo y otras ayudas sociales patrocinadas por la iglesia. Incluso en su lecho de muerte, Calvino siguió trabajando. Cuando sus amigos le sugirieron que se abstuviera de sus labores, respondió: "¿Qué? ¿Queréis que el Señor me encuentre ocioso cuando venga?"

La labor y el arduo trabajo de este hombre de Dios, nos recuerda que, como se nos dice en la Escritura: “A la verdad la mies es mucha más los obreros pocos” (Mateo 9:37). Pongamos manos a la obra y pies en el arado, trabajemos en la obra del Señor. Hagamos nuestra parte con excelencia y gozo pues nuestro trabajo es para la gloria de Dios, pero nunca nos olvidemos de orar y pedir por tantos otros que serán añadidos y se unirán a esta gloriosa labor. Como añade la Escritura: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:38).


Lecturas:

domingo, 25 de junio Mateo 9:37-38

lunes, 26 de junio Proverbios 16:3

martes, 27 de junio Colosenses 3:23-24

miércoles, 28 de junio 1 Corintios 15:58

jueves, 29 de junio 2 Corintios 9:8

viernes, 30 de junio 2 Timoteo 2:15

sábado, 1ro de julio Hebreos 6:10

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