“Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra hecharé la red”.
Evangelio según San Lucas 5:5
¡Miren lo que encontré mientras realizaba una búsqueda sobre el poder de la palabra! “El objetivo principal de toda publicidad es capturar la imaginación del consumidor por medio de un pensamiento más atractivo que el que actualmente ocupa su mente, y dirigirlo a tomar la acción que queremos que tome. Usted lo puede lograr con el poder de las palabras”. Continúo citando: “La finalidad del mensaje publicitario es que las personas formen una imagen mental de sí mismas, haciendo lo que queremos que hagan. La forma más poderosa de presentar imágenes mentales, independientemente del medio de comunicación que se utilice, es entender y poner en práctica el poder de las palabras”. Esta es una realidad en el mundo publicitario.
Por otro lado, cada vez resulta más frecuente escuchar, en el ámbito del mundo cristiano, que el ser humano es capaz de crear realidades con el poder de sus palabras. Esta forma de pensamiento místico-religioso, tiene sus raíces en el movimiento de la Nueva Era, de finales del siglo 19. Es evidente que esto está muy lejos de una correcta interpretación de las Sagradas Escrituras.
Les invito a mirar el pasaje de Lucas 5:1-11, para descubrir que las únicas palabras con autoridad para crear realidades son las divinas. Lucas nos dice que cuando Jesús enseñaba, lo que atraía a la multitud era la Palabra de Dios. Así, que la Palabra tiene poder para atraernos a Dios. En segundo lugar, luego de haber utilizado la barca de Simón para instruir a la gente, Jesús le dio órdenes de volver a echar las redes, luego de una larga noche de intentos infructuosos. La respuesta de Simón nos parece muy singular, cuando dijo: “En tu palabra echaré la red”. Fue la palabra dada por Jesús la que logró, tanto la obediencia de Simón como también la extraordinaria pesca milagrosa que allí se nos cuenta. Finalmente, luego de la temerosa reacción de Simón y los demás pescadores, las palabras de Jesús: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”, demuestran tener el poder para hacer que aquellos lo dejaran todo y le siguieran.
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