Se cuenta que un joven marinero cristiano, estaba encargado de la radio de un barco durante la Segunda Guerra Mundial y tenía la costumbre de terminar el día con una lectura de la Biblia y oración.
Una mañana temprano, después de haber pasado la noche de guardia, se le ocurrió, cuando estaba leyendo el Salmo 23, trasmitir una porción de dicho salmo. Leyó cuidadosamente: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por días sin fin.”
Nada más terminar, se sorprendió de ver que dieciséis barcos en alta mar respondieron con un “AMÉN” a lo que él había trasmitido.
¿Qué libro es ese que ha estimulado tanto interés por tanto tiempo y sigue siendo el más vendido de todos? ¿Cuál es ese libro que ha sido tan amado y leído devotamente por millones de creyentes durante siglos en todos los continentes?
¡Es la Biblia! Es el libro que es diferente.
Los siglos pasan, pero la Biblia ahí está todavía.
Los imperios aparecen, desaparecen y son olvidados, pero la Biblia permanece.
Las dinastías suceden a las dinastías, pero la Biblia ahí está.
Los reyes son coronados y destronados, pero la Biblia ahí está.
Los emperadores decretan su destrucción, pero la Biblia ahí está.
Los ateos la atacan, pero la Biblia ahí está.
Los agnósticos sonríen cínicamente, pero la Biblia ahí está.
Los incrédulos la abandonan, pero la Biblia ahí está.
Los de la alta crítica niegan su inspiración, pero la Biblia ahí está.
Encienden hogueras para quemarla, pero la Biblia ahí está.
Se predice que será abandonada y olvidada pronto, pero la Biblia ahí está.
Los modernistas tratan de “desmitificarla”, pero la Biblia ahí está.
La Biblia es la Palabra de Dios.
LECTURAS:
domingo, 21 de julio Isaías 40:8
lunes, 22 de julio 2 Timoteo 3:16-17
martes, 23 de julio Salmos 119:105
miércoles, 24 de julio Juan 3:3
jueves, 2 de julio Hebreos 4:12
viernes, 26 de julio 2 Timoteo 3:14-15
sabado 27 de julio Lucas 11:28
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