Hace unos años, un médico enseñó un curso patrocinado por la Cruz Roja sobre técnicas de asistencia médica en emergencias. Participaron en el curso un buen número de damas de la comunidad.
Una tarde ocurrió un serio accidente en frente de la casa de una de las participantes. Al día siguiente, la señora contaba al doctor cuán agradecida se había sentido en medio de la emergencia por el curso de la Cruz Roja. La señora contaba:
-Fue horrible. Había sangre en el suelo. Cuerpos heridos y huesos rotos. ¡Qué contenta estaba por el conocimiento aprendido!
El médico le preguntó:
-¿Pudo usted poner en práctica algunas cosas de las que enseñamos?
-Sí -replicó la mujer- puse mi cabeza entre las piernas y respiré profundamente, y nunca me sentí que fuera a perder el conocimiento.
LECTURAS:
domingo, 7 de agosto Lucas 10:38-42
lunes, 8 de agosto Salmos 100:3
martes, 9 de agosto Génesis 3:4-6
miércoles, 10 de agosto 1 Samuel 15:10-11
jueves, 11 de agosto Jeremías 7:23-26
viernes, 12 de agosto Filipenses 2:21
sábado, 13 de agosto Salmos 50: 21
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