Uno de los grandes descubrimientos que puedes hacer en tu vida es reconocer y aceptar que Dios es tu ayuda. Cuando comprendes esto, dejas de frustrarte, sea cual sea la situación a la que te puedas estar enfrentando. Aunque la ayuda del hombre no es mala, sí es limitada e incompleta. Por otro lado, Dios es poderoso para hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. Y su ayuda nunca defrauda.
Así que, no permitas que tus problemas te impidan ver la vida sana y completa que Dios te da. Deja que Dios te toque con su poder y su gloria. El Espíritu Santo te ha sido enviado por el Padre para ayudarte. Él es tu Ayudador, tu Fortalecedor, tu Consejero, tu Director y tu Maestro. Él tiene todo el poder para levantarte, sanarte, ayudarte y hacer cualquier otra cosa que puedas necesitar en tu vida, para la gloria de Dios.
Lecturas
domingo, 15 de agosto Juan 11:1-44
lunes, 16 de agosto Hebreos 13:5-6
martes, 17 de agosto Salmos 33:18-22
miércoles, 18 de agosto Salmos 124:8
jueves, 19 de agosto Juan 5:1-9
viernes, 20 de agosto Romanos 8:26-27
sábado, 21 de agosto Juan 15:5
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