El 26 de noviembre de 1977, dos minutos antes de las ocho de la noche, un avión comercial Boeing 707, egipcio, tomaba tierra en el aeropuerto Ben Gurrión de Tel Aviv, en Israel. Era el comienzo de la histórica visita del presidente de Egipto, Anwar al-Sadat, a Jerusalén.
Al periodista de la revista Time que le entrevistó, le anunció: “Lo que quiero de esta visita es que sea derribada la muralla que hemos creado entre Israel y nosotros, la muralla sicológica que nos separa”.
Sadat fue llamado y reconocido como un pacificador por los líderes mundiales. ¿Por qué? Porque tomó la iniciativa en derribar murallas que separaban a los dos pueblos desde hacía 3,500 años.
El apóstol Pablo, hablando acerca de Jesucristo, le presenta como el Príncipe de paz (Efesios 2:14), el que quita las barreras entre el hombre y Dios, y entre hombre y hombre. Además, nos da a nosotros el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20).
Lecturas:
domingo, 18 de diciembre Lucas 2:14
lunes, 19 de diciembre Juan 14:27
martes, 20 de diciembre Juan 16:33
miércoles, 21 de diciembre Salmos 4:8
jueves, 22 de diciembre Filipenses 4:6-7
viernes, 23 de diciembre Ezequiel 34:25
sábado, 24 de diciembre Salmos 29:11
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