Hace algunos años que fueron mandados algunos tratados a la prisión de Otzu, isla del Japón. Uno de los prisioneros estaba muy interesado en las verdades que contenían, y los leía y los enseñaba a sus compañeros. Cierto día se prendió fuego en la cárcel, y estos presos en vez de escaparse ayudaron con todas sus fuerzas a apagar el incendio. Una conducta tan rara sorprendió a los oficiales, y después de averiguar la razón de ella dieron libertad al que había enseñado la nueva doctrina, y enviaron por Biblias y más libros que contenían las mismas verdades. Aquel prisionero que pusieron en libertad pasó su vida predicando el Evangelio a los presos en las cárceles de su país.
Lecturas:
domingo, 12 de marzo Juan 4:10
lunes, 13 de marzo 1 Corintios 1:18
martes, 14 de marzo Romanos 1:16-17
miércoles, 16 de marzo 1 Corintios 2:4
jueves, 16 de marzo 1 Tesalonicenses 1:5
viernes, 17 de marzo 1 Corintios 15:1-2
sábado, 18 de marzo 2 Timoteo 3:16
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