Se cuenta que cuando Roberto F. Scott, el famoso explorador británico que llevó a cabo dos expediciones a la Antártida entre los años 1901-1912, estaba preparando su segundo viaje, recibió muchas cartas de admiradores que deseaban compartir el viaje con él.
Roberto Scott les respondió a todos invitándoles a ir con él, pero hablándoles con cruda franqueza de las durezas y riesgos de un viaje a la Antártida. Les decía al final que “bien podría suceder que nunca volvieran”. Cuando aquellos románticos aventureros recibieron esta respuesta sincera y realista de Scott se les acabaron las ganas de ir al Polo Sur.
Scott estaba diciéndoles la pura verdad, sin exageraciones. Porque él nunca volvió a su patria. Murió en el viaje de regreso a la base, quedando enterrado para siempre en los hielos eternos del Polo Sur.
Cristo Jesús fue también siempre honesto con sus seguidores y les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Lecturas:
domingo, 2 de octubre Lucas 14:33
lunes, 3 de octubre Mateo 28:19
martes, 4 de octubre Lucas 14:27
miércoles, 5 de octubre Juan 8:31
jueves, 6 de octubre Mateo 16:24-25
viernes, 7 de octubre Lucas 9:57-58
sábado, 8 de octubre Hechos 14:22
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