“Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano”
Hechos 13:11
Siempre he escuchado decir: “Cada cual libera sus propias batallas”. Con ello, se hace referencia a que cada persona, aunque no lo veamos, ni lo sepamos, lucha contra sus propios problemas, sus propias crisis y sus propios afanes; ante los cuales debe lidiar en el día a día durante toda su vida. Haciendo una búsqueda sobre esto, encontré que esta frase se le atribuye a Platón y originalmente dice así: “Se amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla”. Viendo ahora la frase completa, podemos observar que el enfoque de ésta no se centra en quien batalla contra sus dificultades diarias; sino en cómo deberíamos comportarnos con los demás. Según Platón, ser amable, ser benévolo, cordial y complaciente debería ser nuestra actitud correcta para con los demás, no sea que nos volvamos una carga más y un nuevo motivo en su lucha diaria. Pero ¿Se podrá esto aplicar en todos los momentos de nuestra vida?
En el capítulo 13 del libro de los Hechos, vemos como la iglesia de Antioquía, por orden del Espíritu Santo, envía a Pablo y Bernabé a la misión que Dios tenía preparada para ellos y así seguir con el cumplimiento de la gran comisión de ir por todo el mundo y hacer discípulos a todas las naciones. Y con ello, comenzar a expandir el evangelio llevando las Buenas Nuevas de salvación al mundo gentil. Convirtiéndose así, ellos, en testigos de Jesús hasta los confines de la tierra.
Durante el primer viaje de estos siervos de Dios, vemos una situación bien interesante. En la isla de Pafos encuentran un mago judío y falso profeta llamado Barjesús. Éste se interponía, queriendo así apartar de la fe al procónsul Sergio Paulo quien deseaba oír la Palabra de Dios. Pero Pablo, con discernimiento del Espíritu y con el don de la fe, no permite que este falso profeta logre su cometido. Reconociendo que el mago tenía sus intereses y beneficios personales al estar al lado del procónsul, los cuales de seguro no quería perder y más aún, que el alma de Sergio Paulo estaba en juego; Pablo le rechaza y pronuncia el juicio de Dios sobre el falso profeta; el cual lo deja ciego y totalmente en tinieblas. Reflejando con esta ceguera física, su ceguera espiritual.
En nuestra vida cristiana y en nuestro andar en la fe, vamos a encontrar oposición. Encontraremos personas, grupos e instituciones que se opondrán a nosotros y querrán acallar nuestra misión. No faltará quien se interponga, quien nos humille, quien nos ridiculice y quien nos enfrente, con tal de que no llevemos ni presentemos el mensaje de la verdad, la Palabra de salvación y el evangelio de Cristo. Cada cual lleva y lucha sus arduas batallas y sí, debemos ser amables con ellos. Pero cuando se trata del evangelio, de la gran comisión a la cual se nos ha encomendado, de la proclamación de la Palabra de Dios y del alma de las personas, debemos ser firmes y no quedarnos callados. En nuestro deber como cristianos, tenemos que denunciar el error, enfrentar las falsas doctrinas y batallar como lo hizo Pablo por la causa de Cristo, Su Palabra y la conversión de los pecadores. ¿Estás dispuesto a hacerlo?
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