Padre, tu Palabra es
Mi delicia y mi solaz;
Guíe siempre aquí mis pies,
Y a mi pecho traiga paz.
Coro: Es tu Ley, Señor, Faro celestial,
Que en peremne resplandor,
Norte y guía da al mortal.
Si obediente oí tu voz,
En tu gracia fuerza hallé,
Y con firme pie y veloz,
Por tus sendas caminé.
Tu Verdad es mi sostén,
Contra duda y tentación,
Y destila calma y bien
Cuando asalta la aflicción.
Son tus dichos para mí,
Prendas fieles de salud;
Dame, pues, que te oiga a Ti,
Con filial solicitud.
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