Hay Un Precioso Manantial
Hay un precioso manantial de sangre de Emanuel,
Que purifica a cada cual que se sumerge en Él,
Que se sumerge en Él, que se sumerge en Él.
Que purifica a cada cual que se sumerge en Él.
El malhechor se convirtió pendiente de una cruz;
Él vio la fuente y se lavó, creyendo en Jesús,
Creyendo en Jesús, creyendo en Jesús.
Él vio la fuente y se lavó, creyendo en Jesús.
Y yo también mi pobre ser allí logré lavar;
La gloria de su gran poder me gozo en ensalzar,
Me gozo en ensalzar, me gozo en ensalzar.
La gloria de su gran poder me gozo en ensalzar.
¡Eterna fuente carmesí, raudal de puro amor!
Se lavará por siempre en Ti el pueblo del Señor,
El pueblo del Señor, el pueblo del Señor.
Se lavará por siempre en Ti el pueblo del Señor.