El Origen y El Centro De Todo
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
Evangelio según San Juan 1:1-3
Los antiguos utilizaban este refrán: “Todos los caminos os conducen a Roma”. Así podemos decir de las Sagradas Escrituras: “Todas sus partes nos señalan a Cristo”. Si, guiados por el Espíritu Santo, nos convertimos en buenos observadores, hallaremos un hilo conductor color escarlata que, empezando por el Génesis, corre a través de cada Libro hasta llegar al Apocalipsis. Veamos algunos ejemplos de cómo encontramos a Cristo en toda la Biblia:
En Génesis La Simiente de la Mujer
En Éxodo El Cordero Pascual
En Levítico El Sacrificio Expiatorio
En Números La Serpiente de bronce
En Deuteronomio El Profeta Prometido
En Josué El Comandante Invisible
En Jueces Nuestro Libertador
En Rut El Pariente Redentor
En Samuel, Reyes y Crónicas El Rey Prometido
En Esdras y Nehemías El Restaurador
En Ester Nuestro Intercesor
En Job Nuestro Redentor
En Los Salmos Nuestro Todo en Todo
En Los Proverbios Nuestra Norma
En Eclesiastés Nuestro Objetivo
En Cantar de los Cantares Nuestro Amado
En Todos los Profetas El Príncipe que vendrá
En Mateo El Rey de Reyes
En Marcos El Siervo de Dios
En Lucas El Hijo del Hombre
En Juan El Hijo de Dios
En Hechos El que Comisiona y da Poder
En las Cartas El que Reside y Llena
En Apocalipsis El que Reina y Regresa
Rogamos al Señor que podamos descubrir que ciertamente Cristo es el Origen y el Centro de Todo. Cualquier conclusión menor que ésta constituye una grave ofensa al único Dios soberano.