Un posadero y su perro.
Un posadero estaba muy molesto una noche por el continuo ladrar de su perro. Se levantó de la cama, regañó y castigó al animal y se volvió a la cama. A los pocos segundos el perro ladraba con mayor fuerza. Irritado y exasperado al máximo, el posadero se levantó otra vez y exclamó: “Paz y tranquilidad a cualquier precio”. Agarró su escopeta y disparó sobre el perro silenciándolo para siempre.
“Ahora dormiré tranquilo”, dijo a su mujer mientras se metía en la cama otra vez. Pero aquella paz le costó la vida.
Unos asesinos y ladrones estaban forzando la puerta del hotel; cuando lo lograron, entraron y mataron al matrimonio. El fiel animal había estado desesperadamente tratando de avisarles del peligro.
Muchas tragedias suceden en la vida a hombres y mujeres porque no escuchan las voces que le avisan de peligros.
¿Vas realmente preparado y en oración para oír diligentemente la voz de Dios que te habla en la predicación? ¿Recibes su Palabra con fe, amor y humildad? Ella es la única que te advierte del verdadero peligro y puede salvarte del castigo y una muerte eterna.
Lecturas
domingo, 30 de septiembre Proverbios 8:32-36
lunes, 1ro de octubre 1 Pedro 2:1-3
martes, 2 de octubre Lucas 8:1-18
miércoles, 3 de octubre Salmos 119:17-24
jueves, 4 de octubre Efesios 6:10-20
viernes, 5 de octubre Hechos 17:10-15
sábado, 6 de octubre 2 Tesalonicenses 2:1-12