Todos: Soberano Dios y Padre nuestro, Tú, que nos formaste con tus pródigas manos y que nos diste tu bendito aliento de vida, escucha nuestra oración.
Reconocemos que por la fe en el perfecto sacrificio de tu Hijo Jesús, nuestro Redentor, todos nuestros pecados han sido perdonados.
Admitimos haber recibido de Ti no sólo nuestra humana existencia, sino y sobre todo, el haber nacido de Ti por la poderosa acción de tu Santo Espíritu.
Sin embargo, reconocemos que muchas veces nos falta recordar que no sólo nos has provisto tu santa redención.
Nos has dado tu Santo Espíritu, y con Él, todo lo necesario para vivir vidas que te honren sólo a Ti.
Reconocemos, también, haber colocado la mirada en nuestras mortales y limitadas fuerzas.
Te suplicamos que perdones nuestro equivocado enfoque, y que nos guíes a descansar en tus seguras promesas y en tus ilimitados recursos para cumplir con tu santa encomienda.
Por los méritos de Jesús, el Pan de Vida, te lo imploramos. ¡Amén!
(Oportunidad para la Reflexión Personal)
DECLARACIÓN DE PERDÓN:
Ministro: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él”.
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