Min: Buen Padre nuestro, venimos ante tu augusta presencia reconociendo que nos conoces perfectamente.
Con: Por tal razón, nos presentamos ante Ti sin intentos de pretender ser lo que no somos. Recibe la confesión de pecados que hoy venimos a traerte.
Min: Al reflexionar un poco sobre el importante papel que tuvo José como esposo de María, la madre de nuestro Señor; no podemos menos que reconocer cuán lejos estamos de aceptar jugar el rol que tengas a bien asignarnos en tu perfecto y divino plan, aún en el silencio del anonimato.
Con: Por eso, te pedimos que nos perdones por las veces en que nuestro vano orgullo se ha interpuesto a la hora de aceptar lo que convenga a tus santos propósitos.
Min: Te pedimos, no sólo que nos perdones, sino también que nos muevas a dejar a un lado nuestros temores y a renovar una obediencia comprometida con tu causa.
Todos: En el maravilloso y santo nombre de Jesús, el santo Emanuel, te pedimos que nos perdones y que transformes nuestra comprensión sobre el papel de la Iglesia en tu plan redentor. Amén.
(Confesemos nuestros pecados)
LA SEGURIDAD DEL PERDÓN:
Ministro: “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”.
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