La comunión con Dios es la única necesidad del alma superior a todas las demás necesidades, la oración es el principio de esa comunión.
George McDonald estaba ciertamente en lo correcto. Tenemos una gran necesidad de Dios y la oración la satisface.
Piense en ello de esta manera: nuestras vidas son como placas fotográficas, y la oración es el tiempo de exposición a Dios. Al exponernos a Dios durante media hora, una hora, quizá dos horas al día; su imagen se imprime más y más sobre nosotros. Absorbemos más y más la imagen de su carácter, su amor, su sabiduría, su manera de tratar la vida y a las personas. Como siervos de Cristo eso es lo que necesitamos y es lo que recibimos de Él.
Juntamente con esto, la voluntad de Dios no está sometida a la nuestra sino la nuestra a la suya. Como dice E. Stanley Jones:
“Oración es entrega -entrega a la voluntad de Dios- y cooperación con esa voluntad. Si desde un bote lanzo un garfio que queda sujeto a la costa y tiro del cabo, ¿atraigo la costa hacia mí, o me acerco yo a la costa? Oración no es acercar la voluntad de Dios a la mía, sino adaptar mi voluntad a la de Dios.
Lecturas:
domingo, 14 de agosto Mateo 6:9a
lunes, 15 de agosto Mateo 6:9b
martes, 16 de agosto Mateo 6:10
miércoles, 17 de agosto Mateo 6:11
jueves, 18 de agosto Mateo 6:12
viernes, 19 de agosto Mateo 6:13a
sábado, 20 de agosto Mateo 6:13b
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