Celebramos hoy, en la Iglesia, el milagro bendito de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, y con el corazón de rodillas y el alma plena de gozo, nos inclinamos ante nuestro Dios y Padre para agradecer la dádiva de la VIDA.
Min.: ¡ALELUYA! ¡El Señor ha Resucitado! Aclamemos al Señor con voz de júbilo.
Con.: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA VIDA!
Min.: En el monte Calvario, el Señor se enfrentó a la fuerza del mal, pero convirtió la cruz en el camino para exaltar, por medio de su resurrección, la grandeza de la vida verdadera.
Con.: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA VIDA!
Min.: En horas tempranas de la mañana fueron las mujeres a la tumba con ojos llorosos y semblante entristecido, pero la hallaron vacía, porque el Señor había Resucitado.
Con.: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA VIDA!
Min.: Los apostóles y los discípulos andaban dispersos y abatidos porque creyeron que la muerte de Jesús era la palabra final, pero cuando supieron de la Resurrección ganaron fuerzas, redoblaron entusiasmos e iniciaron la nueva ruta del servicio y la proclamación.
Con.: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA VIDA!
Min.: Nosotros, muertos estábamos en nuestros pecados, pero por la victoria de Jesús sobre la muerte, ahora hemos sido liberados para el disfrute de la vida eterna.
Con.: ¡GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA VIDA!
Min.: Repitamos ahora con voz que haga estremecer estas paredes y que se proyecte al mundo que nos rodea, con un vibrante tono de victoria y gozo.
Todos: ¡EL SEÑOR HA RESUCITADO! ¡VERDADERAMENTE HA RESUCITADO! ¡VIVE EL SEÑOR! ¡ALELUYA! ¡AMÉN!
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