Min.: Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo”. Entonces, ¿qué tal si nos acercamos, por medio suyo, a la presencia del Padre de las luces? Allí encontraremos la luz de la vida. Oremos confiadamente, así:
ORACIÓN CONGREGACIONAL:
Min: Señor y Padre nuestro, venimos delante de tu presencia para derramar nuestros corazones, en sincera confesión de pecados. Por eso...
Con: Atiéndenos, buen Señor.
Min: Hemos oído, leído y hasta repetido que Jesús es la luz del mundo...
Con: Pero nosotros hemos vivido ignorándolo y evitando encontrarnos con esa Luz.
Min: Decimos confiar en la Luz del mundo…
Con: Pero hemos optado por vivir en nuestra oscuridad.
Min: Decimos pertenecer a la Luz…
Con: Pero, ¡cuánto nos cuesta admitir nuestra propia incapacidad para ver con claridad!
Todos: Por eso, te pedimos que nos perdones, y que restaures un espíritu dócil, humilde y dispuesto a aceptar nuestros errores. En Jesús oramos. ¡Amén!
(Oportunidad para la confesión en silencio)
DECLARACIÓN DE PERDÓN:
Ministro: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones para la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
Con: “A Él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”
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