Min.: Vengamos, con la mayor reverencia, ante la bendita presencia nuestro Dios y Señor, y digámosle lo que guardan nuestros corazones:
ORACIÓN CONGREGACIONAL:
Todos: Buen Padre nuestro; te llamamos nuestro, pero te pedimos y te tratamos como si fuéramos el centro del universo, y como si estuvieras al servicio particular de cada uno de nosotros.
Buen Padre; te llamamos nuestro, pero olvidamos que las personas con quienes compartimos nuestras vidas no nos pertenecen en lo más absoluto. Ellos son tuyos porque fueron creados según tu eterno designio.
Buen Señor; te llamamos nuestro, pero pasamos por alto el hecho de que formamos parte de una gran familia de creyentes que te honran y te sirven por todo el mundo entero.
Soberano Creador y Sustentador de nuestras vidas; te hemos llamado nuestro, sin tener la más mínima idea de lo que ello significa. Por eso, te rogamos que nos perdones. Pero, también te pedimos que nos corrijas con las verdades de tu Palabra y con el poder de tu Santo Espíritu, que mora en nosotros e intercede por nosotros.
Omnipotente Dios y Señor nuestro; confiando en los méritos de Cristo, nuestro Salvador y Redentor, hemos orado. ¡Amén!
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