Min.: Acerquémonos con humildad y amor a nuestro Dios y Señor para vaciar ante su presencia las cuitas de nuestros corazones:
ORACIÓN CONGREGACIONAL:
Min.: “No eres frío ni caliente… Te vomitaré de mi boca”.
Con.: Señor:
Estas palabras del Apocalipsis me llegan al alma, pues yo también sé que vivo una vida indefinida y dividida.
Digo:
Te amo... pero me atraen los transitorios amores del mundo.
Te sigo… pero me desvían los pasos, las debilidades internas de mi inmadura fe.
Te proclamo… pero me traiciona mi propia voz cuando digo lo que debiera callar y convierto en frases lo que ni aún debiera haber pensado.
Te obedezco… pero se me intercalan en la conducta rebeldías que soy incapaz de superar.
Señor:
Efectivamente, sé lo que es no ser frío ni caliente. Y me aterra que tengas que desterrarme. Sufro pensando que mi suerte pueda ser la misma que corrieron Adán y Eva: ¡Expulsados del paraíso por querer quedar bien contigo y con el enemigo al mismo tiempo!
Señor:
Quiero oír el llamado a mi puerta. Detente y haz que oiga yo el dulce sonido de tu voz llamándome. ¡Aquí estoy, Señor! Quiero vivir con fidelidad total, entrega absoluta, obediencia incondicional y servicio gozoso. Por Cristo oramos. ¡Amén!
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