Min.: Sabemos que sólo en Dios encontramos la verdad última y definitiva. Por tal razón, le invitamos a confesar la Fe tradicional de la Iglesia con respecto a las Sagradas Escrituras.
AFIRMACIÓN DE LA FE HISTÓRICA DE LA IGLESIA:
Min.: La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún ser humano o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la verdad en Sí mismo), el Autor de ellas, y por lo tanto deben ser recibidas porque son la Palabra de Dios.
Con.: El testimonio de la Iglesia puede movernos e inducirnos a tener una estimación alta y reverencial por las Escrituras. Así mismo, constituyen argumentos por los cuales ellas evidencian abundantemente por sí mismas, ser la Palabra de Dios:
Min.: El carácter celestial de su contenido, la eficacia de su doctrina, la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el propósito de todo su conjunto, la plena revelación que hacen del único camino de la salvación del ser humano, las muchas otras incomparables excelencias y su total perfección.
Con.: La totalidad del consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para la fe, vida y salvación del ser humano, está expresamente expuesto en las Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia puede deducirse de ellas, a las cuales nada debe añadirse en ningún tiempo ya sea por nuevas revelaciones del Espíritu o por tradiciones humanas.
Todos: Sin embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu es necesaria para una comprensión salvífica de las cosas reveladas en ellas.
(La Confesión de Fe de Westminster, cap. I. 4-6)
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