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Hablemos Un Poco Sobre La Oración.





“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”.

Evangelio según San Lucas 18:1

Leí, hace algún tiempo, la historia de dos jóvenes que estaban perdidamente enamorados de la misma muchacha. Uno de ellos no cesaba de hablar de ella con sus familiares y amigos. Ensalzaba su belleza física y todos sus demás atributos en cuanto a carácter y personalidad.

Todos pensaban que aquel joven terminaría casándose con la chica. Sin embargo, un tiempo después se enteraron de que ella se había casado con el otro joven. Al preguntarle al desconsolado muchacho cómo su rival había terminado casándose con la chica, éste contestó de la siguiente manera: “Bueno, supongo que mientras yo me pasaba el tiempo hablando con todos acerca de esa preciosura de mujer, él pasaba el tiempo diciéndoselo a ella”.

Esta historia me parece muy elocuente, y pienso que guarda estrecha conexión con una parábola que Jesús contó con relación a la oración. Cabe destacar aquí que la introducción que Lucas nos hace de la parábola debe ayudarnos a entender la misma. ¿A qué nos referimos? Nos referimos al hecho de que al leer la parábola, sin fijarnos bien en su introducción, podríamos llegar a concluir que, tal y como el juez injusto referido en la historia le concedió su petición a la mujer que lo importunaba constantemente para que le hiciera justicia, de la misma forma Dios nos ha de conceder nuestras peticiones por nuestra capacidad de agotarlo con nuestro afán o insistencia. La introducción nos dice que Jesús refirió esta parábola para enseñar sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar. Pero, ¿quiere decir eso que si pedimos cualquier cosa que se nos antoje de manera insistente, Dios nos lo habrá de conceder? Veamos lo que Jesús dice al interpretar la parábola. En primer lugar, Jesús establece una relación de menor a mayor, pues el personaje con quien se compara a Dios es un juez injusto. Y si éste, aun siendo injusto, responde a la solicitud de la mujer, ¿cuánto más no hará Dios por los suyos? Por otro lado, la parábola no enseña que Dios contestará todas las peticiones, indiscriminadamente, a todo el que pida. El texto dice que Dios hará justicia a sus elegidos. Hacer justicia no implica conceder a capricho, sino lo que es justo, no a todo el mundo, sino a sus elegidos. Ahora bien, tenemos que decírselo a Él.

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