Sonó el teléfono. El pastor Hall se levantó de la cama a los tropezones, para responder. —Hola —dijo, preguntándose quién lo llamaría tan temprano en la mañana. Era un número equivocado.
El pastor podría haber vuelto a acostarse pero, en lugar de ello, siguió hablando con el hombre del teléfono acerca de la necesidad de tener una relación personal con Dios. Eso era justo lo que el hombre necesitaba oír. Unos minutos más tarde, estaba agradeciendo al pastor.
—Usted realmente me ayudó esta mañana —dijo.
El hombre contó a un amigo cómo había marcado un número equivocado y había recibido ayuda espiritual de un hombre de buen corazón. El amigo decidió llamar al Pastor Hall, y a su vez se lo contó a otro amigo. El ciclo continuó, y ese día el pastor Hall recibió 19 llamadas más.
Ese fue el comienzo de su ministerio telefónico. Pronto, estaba recibiendo más de dos mil llamadas por semana. Gente rica, gente pobre, gente famosa, gente desanimada; todos querían hablar con el pastor Hall de asuntos espirituales.
El pastor tuvo que hacer que instalaran más teléfonos, y el ministerio telefónico se convirtió en un proyecto de tiempo completo. Durante los siguientes once años, antes de que muriera en 1951, el pastor Hall habló con, por lo menos, setecientas mil personas. Y todo comenzó con un número equivocado.
Tú y yo podemos compartir el amor de Dios con quienes nos rodean de maneras ilimitadas. La Biblia dice: “Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor. Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, que, con su poder, lo hace todo en todos” (1 Corintios 12:5-6).
Está atento a esas oportunidades especiales, y permite que Dios te utilice para servir a otros hoy.
Lecturas:
domingo, 16 de enero 1 Samuel 3:1-18
lunes, 17 de enero 2 Timoteo 1:8-9
martes, 18 de enero 1 Pedro 1:14-16
miércoles, 19 de enero 1 Corintios 1:9
jueves, 20 de enero 2 Tesalonicenses 2:13-15
viernes, 21 de enero 1 Pedro 5:10
sábado, 22 de enero Romanos 8:28-30
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