Después, Señor, de hallar en Ti
Bendita y dulce paz,
Haz que perdure siempre en mí,
Sin disminuir jamás.
A tu bendita comunión,
Humilde, me acerqué
Y recordando tu pasión,
Feliz participé.
El pan y el vino a mi alma son
Emblemas de tu amor,
Que sean, entonces, santa unción
De vida en ti, Señor.
Mi vida quiero a Ti entregar,
¡Inúndela tu luz!
Y grato, siempre recordar
Tu inmenso amor, Jesús.
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