Min.: Amante Dios y Señor nuestro, escucha nuestra confesión de pecados.
Con.: Reconocemos, con sincera gratitud, cómo nos atrajiste hasta los pies de tu unigénito Hijo.
Min.: Sin embargo, también reconocemos que con mucha facilidad nos dejamos desenfocar por nuestra soberbia y por los afanes del presente siglo.
Con.: Olvidamos que nuestra salvación no descansa en los méritos que pudiéramos tener.
Min.: Desatendemos las cosas que son realmente trascendentes, trastocando el correcto orden de prioridades, que es el tuyo.
Todos: Perdónanos por no haber puesto suficiente empeño en entender tus verdades, y ayúdanos a discernir bien el comer y beber de Cristo. En su nombre lo imploramos. ¡Que así sea!
(Momentos para la confesión personal)
LA SEGURIDAD DEL PERDÓN:
Min.: “Y esta es la voluntad de Dios: que no pierda ninguno de los que Él me ha dado, sino que los resucite a la vida eterna”.
Commentaires