Un hombre regresó a su casa y encontró a su madre conversando con un vagabundo en la cocina, mientras éste comía unos bocadillos que la señora le había preparado. En su camino hacia el mercado, ella se lo había encontrado y le había hallado no sólo en gran necesidad de ayuda física sino también espiritual. El hombre llegó a escuchar algo de la conversación de su madre con el vagabundo.
-Debería encontrar a mucha gente como usted en el mundo - decía el vagabundo.
- Los hay. Sólo tiene que buscarlos - contestó la señora.
- Pero señora - contestó él -, yo no la busqué a usted, ¡usted me buscó a mí!
¿No es ese el llamamiento de Dios y la lección de la parábola de la oveja perdida (Lucas 15:3-7)?
Lecturas:
domingo, 18 de septiembre Lucas 13:10-17
lunes, 19 de septiembre 1 Pedro 3:8
martes, 20 de septiembre 2 Corintios 1:3-4
miércoles, 21 de septiembre Efesios 4:32
jueves, 22 de septiembre Romanos 12:15
viernes, 23 de septiembre Zacarías 7:9-10
sábado, 24 de septiembre Salmos 103:13
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