Min.: “Creemos que Dios es uno en esencia y en naturaleza, subsistiendo por Sí mismo, se basta de Sí mismo, y es incorpóreo, inmenso, eterno, creador de todas las cosas tanto visibles como invisibles, el Bien supremo, el Viviente, Dador y Preservador de la vida, y de todas las cosas, omnipotente y supremamente sabio, tierno y misericordioso, justo y veraz.
Con.: Igualmente creemos y enseñamos que el mismo inmenso, uno e indivisible Dios, es en persona inseparablemente y sin confusión, reconocido como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Min.: De tal manera que el Padre ha engendrado al Hijo desde la eternidad, el Hijo es engendrado por medio de una generación inefable, y el Espíritu Santo procede, verdaderamente, de ambos desde la eternidad, y ha de ser adorado igualmente con ambos.
Con.: Así que no hay tres dioses sino tres Personas, de la misma sustancia, co-eternas y co-iguales; distintas en cuanto a su personalidad, no en sustancia, y en cuanto a su orden, una precediendo a la otra pero sin ninguna desigualdad. De acuerdo a su naturaleza o esencia, están unidas de tal manera que son un solo Dios, y la naturaleza divina es común al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”.
(La Segunda Confesión Helvética, Cap. III)
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