
Min.: El mismo apóstol Pablo llama a la fe eficaz y activa a la fe que obra por el amor. Además, esa fe tranquiliza la conciencia y abre un libre acceso a Dios, de modo que podemos acercarnos confiadamente a Él y podemos obtener de Él lo que es útil y necesario.
Con.: La misma fe nos conserva en el servicio que debemos a Dios y a nuestro prójimo, fortalece nuestra paciencia en la adversidad, adapta y produce una confesión genuina y, en una palabra, emite buen fruto de toda clases y buenas obras.
Min.: Enseñamos que las buenas obras surgen de una fe viva, por el Espíritu Santo. Los fieles las efectúan de acuerdo con la voluntad de Dios o la regla de su Palabra.
Con.: Es así como el apóstol Pedro dice: “poniendo toda diligencia… añadid a vuestra fe virtud, a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio”.
Min.: Ya antes dijimos que la ley de Dios, que es su voluntad, nos prescribe el modelo de las buenas obras.
Con.: Y el apóstol Pablo dice: “La voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación… que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano”.
(La Segunda Confesión Helvética, Cap. XVI)
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